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Writer's pictureAlejandra Díaz

Nepal en 12 horas. O menos...

Updated: May 15, 2020

Luego del accidentado paso por Kashmir, volví a Delhi. De acuerdo al requisito de la visa, la fecha en la cual tenía que salir de India se aproximaba por lo cual había planeado un viaje a Nepal, trekking en los Annapurna incluido. Uno de mis amigos se ofreció a llevarme a la frontera en su auto. El recorrido comenzaría en Delhi y terminaría en Banbasa, que es una ciudad en el estado de Uttarakhand que solamente es mencionada por ser vía de paso hacia la frontera con Nepal. Serían unas 8 horas de viaje.


La salida se demoró porque yo necesitaba comprar USD para pagar el visado en Nepal. La típica: ves casas de cambio todo el tiempo por todos lados pero cuando necesitás no aparece ni una. Así que esto motivó que saliéramos un poco más tarde y que en consecuencia tuviésemos que hacer una parada a dormir, unos 200 km antes de Banbasa. Todos estos lugares no son para nada turísticos, entonces al momento de encontrar hotel, digamos que surgen algunas contingencias. No es que no haya hoteles, los hay, pero suceden dos cosas: una, para alojar un extranjero deben tener un formulario especial que no todos poseen, y dos, aún cuando poseen este formulario, el hotel no permite que una extranjera y un indio compartan habitación (esto es India). La opción que se desprende de esa “cláusula” es tomar dos habitaciones separadas, pero una cosa lleva a la otra, y los hoteles que cuentan con esa habilitación para extranjeros son los de más nivel y por ende los más caros. Por lo cual la opción de tomar dos habitaciones no estuvo bajo mi consideración. Seguimos rodando un poco más y encontramos uno que además de los dos requisitos anteriores cumplía con las dos “B”: bueno y barato. Pasamos la noche ahí y a la mañana siguiente salimos, no demasiado temprano porque estábamos solamente a 2 horas de llegar.





Una vez que se llega a la ciudad, de ahí hay que pasar un puente caminando o en tuk tuk o en moto, pero no pasan ni autos ni buses. Luego del puente se encuentra la oficina de inmigraciones de india, y aproximadamente un kilómetro más adelante la oficina de inmigraciones de Nepal. Así que mi amigo estacionó el auto lo más cerca posible y caminamos hasta la oficina del lado indio, donde nos separaríamos: el volvería a India y a mi me esperaban los Annapurna y todo eso.



Entramos a la oficina y el agente de migraciones me pidió amablemente el pasaporte. Acá tal vez estarán pensando que me lo olvidé en algún lado, pero no. Le dí mi pasaporte, chequeó mis datos y me dijo sin alterarse: “Ma’am, you are not allowed to leave India, you overstayed”. Me tomó unos segundos entender lo de “overstay”. Digamos que esa palabra no estaba en mi jerga. Y me tomó un poco más de unos segundos darme cuenta cual había sido el error. Y cuando me di cuenta me quise enterrar 50 metros bajo tierra. En la visa se especifica un período de permanencia máximo de 90 días. Mi mente convirtió esos 90 días en 3 meses. Porque cuando uno habla no es tan específico. No ando por la vida diciendo me puedo quedar 90 días. Ando por la vida diciendo “me puedo quedar 3 meses”. Entonces qué hice? En lugar de contar 90 días a partir de mi fecha de ingreso, conté 3 meses, lo que resulta en un total de noventa Y DOS días. Y lo que resulta en que no podía salir de India porque estaba fuera de la ley. Luego el agente comenzó a explicarme cómo era el procedimiento para regularizar mi situación, pero digamos que ahí me desconecté de mi entorno, sumiéndome en la más profundas de las depresiones. Aunque no era depresión. Era una mezcla de enojo e indignación conmigo misma porque no me entraba en la cabeza como se puede ser tan idiota (aunque idiota fue lo más halagador que me dije en ese momento) y un poco de tristeza por tener que posponer el plan Nepal. Digamos que 70-30 (enojo-tristeza).


Para regularizar mi situación tenía que aplicar para obtener un permiso de salida, para lo cual tenía dos opciones: volver a Delhi y hacerlo en forma personal, o tramitarlo online desde donde me encontraba. El culo de India. Opté por la segunda opción. Banbasa es un pueblo absolutamente de paso. No tiene atracción turística alguna. Por lo cual tampoco tiene hoteles y la mayoría de la gente no habla ni entiende inglés. Mi amigo y yo volvimos, buscamos el auto y empezamos a buscar hotel. Yo no podía hablar porque si decía una palabra estallaba. Me sentía mal además por haber hecho venir a mi amigo hasta ese punto para básicamente NADA. Tuve la suerte de que el único hotel que tenía el pueblo aceptara extranjeros. Y ese sería mi bunker para esperar a que el permiso de salida llegue. Comimos algo y nos dispusimos a iniciar el trámite online.


Entre la documentación que era requerida para enviar la solicitud, se encontraba una “certificación de algo” y esto debía ser extendido por agentes de la policía. Uno se imagina que si se solicita un documento de este tipo, la autoridad responsable de extenderlo va a saber de qué se trata y va a tener un formato de formulario o algo por el estilo. Pero no. Fuimos a la estación de policía del pueblo y nadie tenía la más remota idea de lo que yo necesitaba. Gracias a Dios, mi amigo estaba conmigo y ofició de traductor y representante, porque por supuesto ninguno de los policías hablaba inglés. El momento en que estábamos sentados en la oficina del comisario (si existe esa figura…) y nadie tenía ni remota idea de lo que buscábamos fue el detonante para que me empiecen a inundar unas terribles ganas de llorar que no pude contener. Y me largué a llorar. Desconsoladamente. Tuve dos momentos en India en que no pude controlar esos llantos desconsolados. Este fue el primero de ellos (el segundo fue en Delhi). Los policías y mi amigo trataban de calmarme, pero era más fuerte que yo. Me trajeron agua, y creo que un té también. Y pude calmarme, pero seguí con ese nudo en la garganta por un par de horas.


El documento improvisado, y la linda letra de mi amigo

Ante este desconcierto generalizado en la police station, volvimos al hotel y mi amigo realizó un par de llamadas, para tratar de discernir exactamente qué documentación debíamos obtener de los policías. Así que habló con alguien de la oficina que se encarga de estas cuestiones en India (FRRO= Foreigners Regional Registration Office) y en base a lo que le dijeron redactó un documento a mano alzada para que los policías firmen. Volvimos a la estación de policía, los señores miraron el documento (no puedo asegurar que leyeron porque estaba en inglés), comentaron algo entre ellos y luego de un breve debate, lo firmaron.


Volvimos al hotel, completé el formulario online y adjunté todos los documentos que me solicitaban. Mi amigo descansó por un rato y se marchó para emprender el regreso a Delhi, luego del fracaso de la “Operación Nepal”.


Al día siguiente me levanté temprano y me fui a caminar para el lado del río. Fijé como punto un templo, no por ser una atracción si no para decir “estoy yendo a algún lado”. En el camino me compré el mejor cuchillo que tuve en la vida (siempre llevo cuchillos porque como mucha fruta) y me encontré a un chico con la camiseta de la selección Argentina de fútbol, de Messi, por supuesto. Todo el trayecto fui pasando por plantaciones de mango y de una nueva fruta que descubrí: lychee. Y a la vuelta el dueño de una plantación de lychee me acercó en su moto hasta el pueblo, no sin antes hacer una escala en su casa para hacerme saludar a su familia. Luego me dejó en la puerta del hotel y me regaló una bolsa llena de lychees. Y al otro día me fui del pueblo a hacer un mini tour por los alrededores hasta esperar que llegue el permiso.


Los Messi fans y la chica que contó mal los días
Postales de Banbasa

El permiso llegó en aproximadamente una semana. Así que volví a Banbasa y me dirigí de nuevo hacia la frontera. Llegué y la señora que estaba a cargo de los trámites de migraciones en India me empezó a atender, dijo "que calor" y luego se quedó dormida mientras yo le hablaba. No sé si se encontraba drogada o era muy aburrido lo que le estaba diciendo. La desperté, le dije "disculpame la molestia pero tengo que salir de India", y me puso el maldito sello en el pasaporte. Finalmente.


Le interrumpí la siesta de su vida

Entré a Nepal. Hice el trámite migratorio, pagué los 25 USD del visado y me busqué un hotel. No tuve mucho para pensar, había uno solo...Me quedé una noche y al siguiente día volví a India, pero esta vez no caminé; unas señoras muy amables me hicieron cruzar el puente en el portaequipajes de su bicicletas.

Las "riders" y la chica del viaje de 12h por Nepal

Y ahora los planes habían cambiado. En lugar de los Annapurna se venía Spiti Valley, que tuvo de todo: bellos lugares, buena compañía y aventura de la que me gusta.

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